Jessica Da Silva

Fecha: 08/03/2019

"Al principio, cuando ingresamos, fue complicado. Éramos nuevas. Somos jóvenes. Y estamos en un lugar que de por sí la gente presenta resistencia. Estamos como dicen ellos quitándoles las cosas. Y más siendo mujeres. Al principio fue muy difícil, nos decían de todo un poco, los hombres se re pasaban, porque no estaban acostumbrados. Antes eran sólo hombres acá en Artigas, haciendo la vigilancia en el Puente. Y bueno, fue muy difícil. Pensé en renunciar muchas veces. Porque nos decían de todo, se acordaban de toda nuestra familia.

En varias ocasiones tuve que pasar por situaciones de violencia verbal. Pero bueno, era como falta de costumbre. Ahora no voy a decir que es impecable, pero ya fuimos imponiéndonos, la gente ya se fue acostumbrando a vernos, saben que los vamos a parar, que aunque seamos mujeres no vamos a ceder bajo las presiones de ellos… es decir, estoy con una compañera ahora, entramos las dos y bueno, ahora nos respetan.

También fue difícil con los propios compañeros. Al principio hubo resistencia. Como que no estaban muy a gusto con nosotros acá. Era un lugar sólo de hombres y de repente llegan dos mujeres que, quieras o no, somos diferentes, para usar el mismo espacio. Ahora están acostumbrados a nosotros, siento que nos quieren y nos respetan también. Fue un cambio para todos, para la gente y los compañeros también.

Ha habido un cambio notorio. Te diría que un 80% más o menos. Cambió por costumbre, por el paso del tiempo. Porque nosotros siempre estamos paradas en la celda, los paramos, les pedimos “por favor” para revisar el auto…. Fue el tiempo, la costumbre. Ahora nos ven todos los días.

Hace 8 meses más o menos que estamos acá. Desde el 15 de Junio del año pasado. Entramos el 1ro de Junio, estuvimos los primeros 15 días en la Administración y después vinimos directamente para acá. Al principio estábamos con apoyo y ahora estamos solas acá. Hace como dos o tres meses que estamos solas por turnos. Antes éramos auxiliares y ahora somos las encargadas de turno.

El hecho de tener hijos dificulta un poco las cosas. Lo que me afecta más no es el venir a trabajar. Eso no me cuesta. Pero la mujer a veces tiene que hacer otras cosas que los hombres generalmente, no digo todos porque mi marido lo hace, pero muchos piensan que es trabajo de la mujer. Por ejemplo, hoy tuve que cambiar el turno porque mi hijo empezaba las clases y yo tenía que acompañarlo. El domingo tuve que pedir el día porque fue el cumpleaños de él y tengo que estar para hacerle la fiesta, para limpiar la casa, para arreglar todo. Una tiene ciertas responsabilidades con los hijos que en el trabajo a veces no lo entienden. Aunque sea una vez en el año genera un rechazo. Y dicen “esta como es mujer no quiere hacer nada” y no ven que una está acá de madrugada, de día, de mañana, en invierno, en verano, con 40 grados, con menos dos grados, y estamos acá siempre. Eso no ven. Ven el momento que una tiene que arreglar un día o dos  por un cierto caso y ahí ya dicen “esta mujer está de viva”. En mi núcleo familiar, los gurises ya se acostumbraron, ya saben que yo voy a salir a trabajar, que tengo que trabajar y no se mantiene más una casa con un solo ingreso.

La que me cambió el turno por ejemplo no tiene hijos, pero siempre que yo necesito ella está dispuesta. Hoy me cambió. Pero el domingo me cambió mi compañero.  Que se ofreció. Sabía que era mi hijo, él tenía libre y me dijo “no te preocupes Jessi, yo voy por vos. Después otro día vos me cubrís a mí”. Él entró conmigo también. Pero mi compañera siempre está dispuesta también y  me dice “yo voy”. Es más, el otro día yo tenía el control de mi hijo y mi compañera estaba libre y me dice “Jessi, no te preocupes, yo voy, vas una hora, yo voy y te hago el aguante”. Siempre somos los tres que entramos juntos los que generalmente estamos ahí apoyándonos."

 

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