Historias del litoral

Autor: Milton Noel Antivero (Fray Bentos)

Fecha: 19/05/2015

Al pasar los días recorriendo en la memoria recordé algunas anécdotas de la vieja aduana y sus personajes, allá por la década de los 80, yo ingrese el 11/02/1980 es decir que ya tengo 35 años recorridos en la institución.

 

El personaje del cual voy hablar era un reconocido calvo inspector de Resguardos que ya tenía sus anécdotas en la época de la Lancha Carapachay cuando todavía no estaba construido el Puente Internacional, pero esto sí sucedió en la época del puente, como referencia  les comento que en su juventud fue futbolista, su puesto era de arquero y en aquellos viejos campeonatos del litoral de fútbol la rivalidad entre Río Negro y Soriano era impresionante, y a él le quedó esa rivalidad para toda su vida, los odiaba a los mercedarios y cuando llegaba al puente por ejemplo, en las primeras épocas en un Jeep azul y después las camionetas rojas, antes de llegar al edificio prácticamente saltaba del vehículo, y como había mucho tránsito por las diferencias de precios principalmente en el combustible, se paraba en la playa de estacionamiento a controlar si los vehículos llevaban el tanque lleno, pero a los que controlaba eran casi todos  los mercedarios, y su manera de controlar era haciendo abrir el tapón del combustible y metía su dedo índice y si el dedo no se mojaba el tanque estaba vacío, armaba en cinco minutos un revuelo bárbaro y era el desfile de autos para atrás para cargar combustible, la gran mayorías ese día no volvían porque estaba el pelau en el puente.

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Otra de las anécdotas del famoso inspector es la siguiente, lógicamente que como había mucho tránsito por las diferencias de precios, también se producían muchas detenciones por día, preferentemente de comestibles y bebidas, entonces todas las mañanas a primera hora y en la tarde a última hora, el pelau iba al puente a retirar mercadería detenida para llevar a los depósitos, él se ponía muy contento porque casi todas las detenciones eran a los mercedarios, y en una de esas oportunidades  llega con su chofer, el flaco hoy verificador, llegan al recinto y se dirigen a los armarios donde se encontraba la mercadería, el pelau era muy efusivo, nervioso, impulsivo y en ese trabajo de cargar mercadería muchas veces se pasaba de revoluciones y capaz aplicaba mucha fuerza en sus movimiento, es así que estaban cargando azúcar  envasada de a kilo, en paquetes de papel o bolsas de nylon,  justo da que agarra uno de los paquetes de papel y parece que aplicó mucha fuerza y se le rompe el paquete en la mano y cae todo el azúcar, impulsivamente se da vuelta y ve a dos funcionarios en el mostrador atendiendo el público, que casi todos eran mercedarios, y sin ningún problema y con un alto tono de voz, dice:¡¡¡¡¡ fulano…..decile a los bagayeros que cuando traigan azúcar, traigan en bolsa de nylon que estos paquetes de papel se rompen..!!!

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En esta anécdota me nombro porque soy el protagonista:

Y en esta tercera anécdota o cuento  soy el protagonista junto al calvo inspector. Siempre fui, soy y seré un apasionado de la radio y es así que por allá en el año 1982 hacía un programa de música tropical los días Domingo de 10 a 11 de la mañana, y justo el próximo Domingo tenía mi turno en el puente internacional en el horario de 05.30 a 13.30. Teniendo esto a la vista en el correr de la semana, pedí el permiso a la emisora para grabar el programa, porque pedí el permiso?, porque en esa época las grabaciones las teníamos que hacer después de las 12 de la noche cuando la emisora terminaba la programación porque no había otro estudio para grabar, me conceden la solicitud y el miércoles a la noche me voy a grabar el programa, pero pensé que tenía que hacerlo como si estuviera en vivo haciéndolo con llamadas telefónicas y diciendo la hora, complaciendo las solicitudes, en esa época no había la tecnología que hoy tenemos y las cosas había que hacerlas con inventiva y con lo que había a mano, grababa en unos modernísimos grabadores Phillips a cinta con carretes que pesaban como 20 kilos y eran grandes como una valija. Es así que me arreglo con el agenciero de la ONDA que tenía la agencia prácticamente pegado a la radio y se quedaba hasta las dos y media de la mañana esperando los ómnibus que hacían el servicio Buenos Aires – Montevideo, para que cada 5 minutos me hiciera sonar el teléfono y entonces cuando sonaba el teléfono yo abría el micrófono y lógicamente se escuchaba, atendía la llamada e inventaba algún diálogo y siempre lógicamente me solicitaban el tema que tenía pronto, en esa época la llamada no la sacábamos al aire y solo se escuchaba la voz del locutor. Bueno con todo preparado y para no equivocarme pongo el reloj de la cabina a la hora 10 y comienzo la grabación del programa, todo se desarrolló normalmente y hago la hora de grabación que duraba el programa, la verdad que salió impecable. Teniendo todo pronto el día sábado dejo la cinta en la cabina de la radio y hablo con el operador que estaba el domingo de mañana, con la solicitud, que por favor largara la grabación a las 10 en punto porque en el transcurso del programa se iba diciendo la hora. Bien el domingo a las 5 de la mañana me voy a trabajar al puente y me había llevado una radio para controlar que todo saliera como le había pedido al operador, a las 10 de la mañana en punto se inicia el programa, pasaron como 20 minutos y llaman por teléfono al encargado de mi guardia, que era EL CANARIO bien grandote y campechano, la oficina no tenía teléfono directo había una centralita en la parte opuesta del edificio adonde estaba la Aduana y había que caminar como 50 metros para ir a atender, cuando vuelve EL CANARIO de atender la llamada, me dice: che Milton….EL PELAU está malaso con vos, me dijo que te ponga falta sin aviso, y yo le contesté: y como le voy a poner falta sin aviso al hombre si está trabajando, Pelau: no canario a mí no me mientas, ponele falta sin aviso que él está en la radio,  lo estoy escuchado, y corta enérgicamente la comunicación, porque como ya relaté en otra anécdota era muy impulsivo. No contento con eso el Pelau llama a la radio (esto me lo contó el mismo director de la radio), llama y lo atiende el director que es un tipo muy pausado y con mucha paciencia y unos de sus dichos es “que haces mi negro”, atiende “ hola Radio Rincón” si el Pelau habla, director: pero cómo andás mi negro, que andas precisando a esta hora de la madrugada (diez y media de la mañana del domingo), Pelau: quiero hablar con  Antivero, director: pero no mi negro, el ahora no te va a poder atender (pero no le dijo que no estaba), Pelau: pero la rey de la P que lo parió a este desgraciau, me está  agarrando pal pi…. Y corta enérgicamente la comunicación. El programa seguía saliendo impecable.  10.40 nuevamente llaman por teléfono al puente y El Canario  va a atender, quién era El Pelau: ponele falta sin aviso nomás por orden mía, el canario: para, para ya te lo llamo y que él hable con vos, el canario va para la oficina y me dice, mirá Milton andá hablar vos con el pelau  que está re caliente, para que se convenza que vos estás trabajando, allá voy a atender y digo hola, del otro lado del teléfono, me parece que todavía lo escucho, prácticamente gritando…¡¡¡.quién habla!!!!!….Milton habla…..Pelau: ¡¡¡¡¡..la rey de la P …que te parió, me estas agarrando pal pi…, te voy a C…. a trompadas….no me hagas más esto me hacés re calentar, guacho de mierda...!!!! y como siempre enérgicamente cortó la llamada, se quejó hasta el tubo del teléfono. Y aquí termina esta historia que nunca me la imagine, porque cuando pensé en grabar el programa, jamás pensé en EL PELAU, que fue para mí  UN PERSONAJE (en el buen sentido) de la Aduana de Fray Bentos.