Nuestra Aduana, sus quehaceres y su gente

Fecha: 11/05/2015

Los tiempos nuevos de nuestra aduana, hemos ido quedando obsoletos los funcionarios que aún quedamos de la era de los 70 y pico, hemos recibido medallas por los 40 años de trabajos en nuestra gloriosa aduana y agradecemos a ella por habernos dado la oportunidad de educar a nuestros hijos, los que hoy ya son profesionales en distintas áreas, hijos orgullosos de que sus progenitores hayan sido condecorados por tantos  años de trabaja en las empresas públicas, es bueno!!!, muy bueno!!!, pero que distantes que están esas medallas, cuantas veces faltamos a los cumpleaños de ellos, que cuando llegábamos a casa nos miraban con caras raras, como diciendo hoy cumplí años, me festejaron mi cumple!!!, cuantas noches tirados al costado de las rutas y caminos, acompañado de los desagradables y felices mosquitos o las tremendas heladas, aquellas que de noche se ven solo en los lomos de los animales que habitan nuestros campos, cuantas navidades, fin de años y años nuevos, cuantos partidos clásicos y de la selección, cuantas veces desde la oscuridad de una parada subíamos al tren, lleno de gente, que anhelaban llegar sus cosas  que se ganaban el sustento diario para la familia; y a la ya vieja en el tiempo “ONDA”, que caminaba como un demonio, haciendo honor a la escarapela que lucía a sus lados, levantando polvareda por las rutas de nuestro país, sin dar tregua a las inclemencias del tiempo.

Ya nada importa, es solo historia de nuestras vivencias, damos gracias de poder contarlas, quélindo, cuáto dolor, cuáta alegría y cuátas muchas cosas más han pasado por nuestras vidas aduaneras, cuátos jefes, cuátos directores, cada uno de ellos con sus objetivos encomendados o trazados por ellos mismos y hemos logrado transitar todos esos obstáculos, o no obstáculos, en estos cuarenta años, parece no ser mucho pero cuesta una gran parte de la vida de una persona y después no queda ya mucho tiempo para más, ya existen otras cosas que son impedimentos, los dolores, los remedios a diarios, los médicos, que nos quieren impedir de que no andemos al sol y al frio,¿ y cómo hacemos?, ya somos aduaneros a medias, para no decir que tenemos que irnos, colgar lapiceras, linternas, chalecos y libretas.

Qué lejos han quedado los hechos y los recuerdos de los 80, los viejos y recordados bares del puerto, El Globo, La Picada, El Perro que Fuma, el añejo Mercado del Puerto, (cuando era para todo nivel de gente), aquellos que tomábamos un vino casero y un choripán, con bastante chimichurri, escapados de nuestro jefe Don Fernando, que como buen supervisor nos perseguía por todas partes con el fin de que no quedarán acéfalos los puestos de controles. Ya son otros cantares, tenemos que adaptarnos a los cambios,  y cómo no hacerlo, nadie está expuesto a perder su lugar de trabajo y menos a esta edad, claro alguno nos hemos adelantado a la ciencia, cuando nos enteramos de que llegarían las compus, tratamos de informarnos nada más que un poco, para que cuando llegarán supiéramos al menos prenderlas y así como eso muchas cosas más que nuestra Aduana fue innovando con inmensas dificultades, porque a pesar de ser la segunda oficina que más recauda en el país, según dicen, siempre tenemos tremendos problemas económicos. Pero ya estamos adaptados a trabajar y nos gusta los desafíos que cada vez nuestra Aduana nos los da más y ellos con mayor calidad de trabajo y con mayores esfuerzos, lindo son ellos, sanos y donde nos ganamos el sustento diario de nuestras familias, ahora contamos con las papeleras, puerto de aguas profundas, Aratirí, las caleras de treinta y tres, el futuro puerto de Charqueada y Tacuarí,, la boya petrolera, el pequeño gigante puerto de Palmira y muchas cosas más para bien de nuestro territorio y su gente, en todo esos lugares está presente nuestra Aduana, con su enorme gallardía y la presencia de nuestros desgastados funcionarios, acompañados por los nuevos compañeros que nos dan un enorme respiro, pero firmes en el accionar, sin menguar esfuerzos para superarse en el quehacer diario, con pasos cansinos pero seguros, rumbo al objetivo y la modernización global.

Qué lindo llegar a vivir todo esto, y contarlo, cuantos de nuestros compañeros lo vivieron y anhelaban estos cambios y han quedado en el camino  y  hoy al recordarlos tenemos que levantar la vista hacia arriba, desde donde creemos nosotros, nos están guiando por un buen y seguro sendero, o al menos ese es nuestro anhelo de que nos sigan iluminado cuando caminamos, no con muchas luces y no nos sentamos muy seguro de las tareas innovadas que nos encomiendan a diario nuestros quehaceres.


Ederson Antoría.